El 11 de junio de 1972 se celebró otra exhibición en Granada, realizada por Kitaura y por mí en el gimnasio del Estadio de la Juventud, coincidiendo con el Trofeo Corpus de Judo.
Recuerdo que, por no dejar más tiempo a mi mujer sola con mi hijo Roberto, que acababa de nacer, tomé el tren el sábado por la noche y, tras un penoso viaje, llegué a Granada por la mañana. Allí me estaban esperando y horas más tarde me reunía con mis alumnos, niños a los que había convocado para hacer parte de la demostración, puesto que el resto lo hizo Kitaura, conmigo como uke.
Padre e hijo compartiendo el descanso de un curso y siguiendo la tradición que comenzó con él a escasos días de su nacimiento.
Era la primera vez que se realizaba una exhibición infantil; esto le daba un atractivo mayor. Los niños ya llevaban conmigo varios años, de manera que aparte de ir bien equipados, con hakama incluida, conocían bien el protocolo y habían conseguido muy buen nivel técnico. De manera que la puesta en escena fue magnífica y naturalmente el resultado. Fue muy aplaudido, y recompensado con un trofeo que habían hecho para la ocasión.
Por mi parte me iba acostumbrando a estos eventos y fue uno más. Naturalmente con el doble trabajo que supuso, hacer con los niños y de único uke con Kitaura. Superar aquellos retos me reafirmaba en mi voluntad de seguir trabajando por el Aikido.
Si penoso fue el viaje de ida, peor fue el de regreso a Madrid, porque después de comer nos volvimos en coche, cinco personas en un R-8. Tardamos poco menos que el tren el día anterior.
Espero que además de algunas fotografías y el trofeo como testimonio del evento. Quede el conocimiento de este hecho pionero por mi parte en Granada, en los jóvenes maestros que ahora son tan frecuentes.
Era la primera vez que se realizaba una exhibición infantil en España, esto le daba un atractivo mayor. Los niños ya llevaban conmigo varios años. Los niños prestando atención a su maestro, Tomás Sánchez, el cual había programado el guión de esta exhibición.
Los niños en plena actuación, con un comportamiento extraordinario.
Los niños celebrando el trofeo recibido por la organización con Kitaura y Tomás Sánchez.
Trofeo exhibición en Granada.
En Agosto Kitaura Sensei invitó a Chiba Sensei para que diera un curso en Madrid y nos examinara de Dan.
Se celebró en el dojo de La Latina, y fue una nueva oportunidad de trabajar con Chiba Sensei. Como éramos muy pocos, apenas 10 ó 12 personas, tuvimos la suerte de participar muy directamente con el Maestro. Nos desbordaba con su energía y machaqueo, era una verdadera prueba de esfuerzo el seguirle y estar a la altura de las circunstancias.
Recuerdo que el sábado por la noche Kitaura, Tomás de Miguel y Ponce le llevamos de vinos a conocer Madrid. En la clase del día siguiente yo no comprendía el comportamiento del Maestro con Tomás de Miguel: le trataba con una dureza bárbara y temíamos que desfalleciera. Entonces caímos en la cuenta de que Tomás de Miguel se había pasado de confianza en el alterne del día anterior, cosa que al Maestro no le sentó nada bien. Todo un espectáculo calamitoso sobre el tatami.
El resultado en cambio fue muy positivo porque pasamos el examen los tres: Antonio Ponce, Tomás de Miguel y yo. Con lo cual hicimos historia, porque éramos los primeros cintos negros que se otorgaron por el Hombu Dojo en España. El 17/08/1972.
Del 4 al 16 de Septiembre se celebró el curso de titulación para Entrenador Nacional, Entrenador Regional y Monitores de Judo, Karate y Aikido. En Aikido el técnico responsable fue Tamura Sensei, si bien la primera semana del curso la dio Tada Sensei.
Era una ocasión extraordinaria para sentir cercano al Maestro puesto que éramos un grupo de solo ocho o diez personas. Más que un curso eran clases particulares.
El grupo de asistentes al curso entre los que vemos algún niño, alumno de Tomás Sánchez, con lo cual hacen un marco muy heterogéneo, de personas, edad y conocimiento.
Tomás Sánchez, realizando los ejercicios propuestos por Tada Sensei. En este caso el trabajo del bokken.
Para mí de manera especial, porque ese mismo año había hecho varios cursos con grandes maestros: Tada, Tamura y Chiba. Y con la particularidad de que además de hacer de uke con ellos era oficialmente chófer y asistente. Con lo cual tuve el privilegio de convivir con ellos de manera más cercana.
Recuerdo la visita turística que hicimos a Toledo, Tada Sensei, Kitaura, Tomás de Miguel, Ponce, un italiano que acompañaba al Maestro y yo.La visita fue guiada por Kitaura Sensei y fue muy ilustrativa, dado el gran conocimiento que Kitaura tenía del Greco.
La actitud de Tada Sensei en todo momento era expectante, precavida, atenta y se mantenía muy erguido. Ya de noche, sin embargo, en el apartamento de Kitaura cambió de actitud y se mostró cordial, cercano y dialogante, hasta se permitió beber un poco de vino.
La semana siguiente del curso fue de mucho trabajo y especialmente intensa. Tamura Sensei venía de impartir el curso que celebraba en La Colle-Sur-Loup. Kitaura no participó y yo tuve una relación con el Maestro mucho más cercana que con Tada Sensei.
Me manifestó su interés por presenciar una corrida de toros, algo que él no conocía. Conseguí entonces unas entradas en Las Ventas, en tendido de sol. Se pueden imaginar: un día de verano después de dos semanas de entrenamiento agotador, sobre el asiento de cemento y a las cinco de la tarde. Era horrible. Sin embargo el Maestro se quitó la camisa y así erguido a cuerpo gentil contempló todo el espectáculo, conmigo sentado a su lado y tratando de aprovechar la sombra que él proyectaba, para de alguna manera refugiarme del terrible sol.
A Tamura le gustaron la puesta en escena, la marcialidad, la actitud y la técnica de los toreros. Pero en cuarenta años nunca volvió a pedirme tal cosa.
Mi relación con el Maestro era cada vez más cercana, y de mayor confianza a pesar de la dificultades del idioma. Yo por mi parte adquiría cada vez más compromiso con el Aikido.
El resultado del curso fue que Tomás de Miguel, Ponce y yo tuvimos que volver a examinarnos del primer Dan que nos había otorgado Chiba Sensei del Hombu Dojo, dado que la Federación no homologaba estos títulos.
No obstante, Tamura Sensei no fue tan exigente. Pasé el examen de 1er Dan con el nº 8 y obtuve también el título de Monitor. El Sr. Poderoso, de Bilbao, se presentó de 2º dan y el Maestro lo dejó en primero, mientras el Sr. Domenech, valenciano, otro emigrante español en Francia, se presentó de 1er Dan y lo dejó en primer Kyu.
En lo cotidiano, disfrutaba con mis clases de la práctica diaria, estudiando, descubriendo y trabajando apasionadamente el Aikido
La clase impartida los domingos, por Tomás Sánchez, en el Gimnasio Dojo de Madrid, Calle Sombrereria, 1972.
En esta ocasión, practicando diferentes Kokyunages.
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