Vivencias con Tamura Sensei – 1970

Salí de Madrid, España, y viajaba en litera; un viaje horrible entonces, por las doce horas de duración y por la incomodidad que suponía estar encerradas en el mismo vagón seis personas durante tanto tiempo. No obstante lo cual, yo me puse mi pijama y me quité los zapatos, confiado en poder descansar algo.

Era la Semana Santa de 1970. El jueves sobre las 11 de la mañana llegaba a Barcelona sin haber pegado ojo, físicamente desquiciado pero con la ilusión intacta porque iba a participar en el curso de Aikido, el primero en celebrarse en España.

Me había perdido la primera clase de la mañana y tuve que incorporarme a la de la tarde. Fue entonces cuando vi por primera vez a Tamura Sensei y recibí una gran impresión.

Entonces Tamura era, joven -poco más de 30 años- con una presencia espléndida, fuerte, ágil, muy técnico: el perfil era el de un japonés tradicional y auténtico. Había llegado a Francia hacía muy poco tiempo.

Como consecuencia del fuerte ejercicio que había realizado la noche anterior y el viaje tan incómodo, se me manifestó un torticolis tan agudo como no he vuelto a sufrir.

Kitaura, después de la clase de Tamura, se lo dijo a éste, quien dirigiéndose a mí me dio un gran masaje en el cuello. Esto, más el linimento Sloan, me permitió reintegrarme con intensidad en el trabajo, aunque no sin gran gran dolor y sufrimiento.

tamura sensei


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