La primera vez que conocí a Rafael Ortega (a comienzo de los 60), fue en una competición amistosa que se celebró en su club, “Samurai”. Me toco enfrentarme contra el y fue mi primera derrota.
Competición libre de pesos, celebrada en Segovia, Toledo, en el año 1968, en la que coincidimos.
Anton Geesink, había sido invitado por Rafael Ortega en Madrid, España, a quién le unía una gran amistad. Igualmente lo hizo conmigo, y fueron unos momentos entrañables por la importancia de los demás convocados, cual me permite mantener una alta estima de lo compartido. 1984.
Mis más sinceras ¡FELICITACIONES! Por este galardón conseguido, y que tanto te mereces por tu esfuerzo, inteligencia, compromiso con el Judo, que al igual que Macario García, habéis sabido evolucionar en todos sus momentos. Como principiantes, como competidores, como docentes y como responsables técnicos.
Espero y deseo, vividos estos cincuenta años, continuemos compartiendo juntos, “TATAMI EN ACTIVO” algunos más.
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